Hoy te traigo la creencia número 2 de mi serie de 4 creencias.
Y déjame decirte que tenía muchas ganas de contártela porque esta creencia es una de las más arraigadas en nuestra sociedad.
Por eso me va a costar un poco más hacértela ver y por eso este post es un poco más extenso. Si tienes paciencia y lees hasta el final creo que puede ser un artículo revelador.
Cambiar esta creencia tuvo el mayor impacto en mi vida y hoy quiero compartirla contigo.
El origen de esta creencia.
Desde muy pequeños nos enseñan que enfermar es algo normal e inherente al ser humano.
No sólo eso, además nos educan para que creamos que la enfermedad no es más que la evolución natural de nuestro organismo.
Es decir, además de normalizar la enfermedad humana a cualquier edad, nos explican que conforme envejecemos, nuestros cuerpos se vuelven defectuosos y por ende irremediablemente enfermos.
Esta creencia nos la implantan casi desde que nacemos mediante el bombardeo continuado de centenares de mensajes que vienen de diversos focos.
Te pongo sólo algunos ejemplos que seguro que reconoces:
● En la televisión la mitad de los anuncios son de fármacos, medicamentos, suplementos, etc., como si fuese lo más natural del mundo depender de ellos para vivir una vida sana.
● Los anuncios de televisión que publicitan productos de limpieza casi siempre tienen el mismo mensaje: máxima higiene para que no enfermes, en su mayoría van dirigidos a madres desesperadas por erradicar de este mundo a todo microbio o bacteria que pueda infectar a su débil e indefenso bebé.
● Cuando vamos al médico con dolores oímos muchas veces la famosa frase “es que ya no eres un chaval, estos son los dolores normales de la edad”.
● Se invierte muchísima más financiación en la investigación para tratar enfermedades a través de fármacos que en la investigación para prevenir, mantener y alcanzar la salud, como si enfermar fuera inevitable. Comprenderás que las inversiones económicas en investigación que hacen los países reflejan el enfoque oscuro y pesimista de esta era: hay que invertir mucho en el tratamiento de enfermedades porque esto va a peor y porque la enfermedad es lo que nos espera.
Vivimos en un mundo en el que parece que nuestro sino es vivir y envejecer enfermos.
Como si nuestro cuerpo fuera tan estúpido y estuviera tan mal diseñado que no es capaz de defendernos de ningún agente patógeno, ya sea microbio, bacteria o parásito.
Como si nuestro organismo fuese tan vulnerable y frágil por naturaleza que tenemos que depender obligatoriamente de apoyo externo como fármacos, medicinas, botes de multivitamínicos, higiene extrema, antibióticos, una suave temperatura de 20 ºC, una actividad moderada y suavecita, etc.
Y esto es precisamente lo que la mayoría de las personas creen.
Vivimos en un mundo en el que parece que nuestro sino es vivir y envejecer enfermos.
Que estamos hechos para enfermar, que nuestro cuerpo nace con taras, y es débil y propenso a la enfermedad.
De esta premisa se deduce que la única solución viable es el tratamiento farmacológico.
Sólo nos queda dejar nuestra salud en manos de unos pocos científicos que descubran la pócima química que nos salve de nuestro débil y achacoso destino.
Sé que esta vez te costará un poco más desembarazarte de esta creencia, porque, precisamente lo que ves a diario es que padecemos muchas enfermedades. Parece lo "normal".
Sin embargo, aunque normalizar la enfermedad humana es casi un dogma en nuestra sociedad, quiero que comiences a hacer un trabajo contigo mismo (empezando por leer este post) para que creas lo contrario: tienes derecho a estar saludable.
Porque esta creencia NO es cierta. Simple y llanamente. Y te voy a explicar por qué.
¿Por qué tenemos derecho a estar saludables?
Mira a tu alrededor. No solo a las personas, mira a todos los seres vivos que comparten este mundo contigo.
Observa atentamente a los animales salvajes. Pues bien, los animales salvajes, (salvo raras excepciones) cuando envejecen no lo hacen enfermando como nosotros.
No son inmunes a la enfermedad, sufren infecciones o mueren de heridas graves por luchar entre sí, por supuesto.
Pero no padecen las enfermedades crónicas que afectan a un gran segmento de la población humana en el mundo occidental (diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer, obesidad, enfermedades autoinmunes como hipotiroidismo, fibromialgia, osteoporosis, etc.)


Los animales salvajes, en su entorno envejecen con energía y vitalidad. Cazan, se reproducen y luchan toda su vida y cuando les llega su momento mueren en paz. Sin dolor ni enfermedad. Su cuerpo se va atrofiando poco a poco, si, pero no enferman.
Bien, ahora quiero recordar que los humanos también somos animales, aunque nos hayamos endiosado un pelín.
Los humanos, sin embargo, a pesar de ser el animal más inteligente y el que ha conquistado casi toda la Tierra, somos el animal más enfermizo.
Es cierto que los humanos tenemos médicos y hospitales.
Es cierto que una persona enferma no es como un león enfermo en la naturaleza, el cual no tiene probabilidades de sobrevivir.
Aún así, los avances médicos y/o el hecho de que ya prácticamente no haya selección natural entre los humanos no explican los números que existen de prevalencia de enfermedad [1], [2].
De hecho hay numerosos estudios que muestran cómo sociedades cazadoras-recolectoras actuales, que no presentaban ni rastro de las enfermedades que asolan a nuestro mundo occidental, se tornan enfermos crónicos en pocos años tras introducir en su cultura la dieta occidental [3], [4].
Actualmente la norma es que envejecemos enfermos, sufrimos toda la vida cientos de achaques o lesiones y a lo largo de la misma ingerimos kilos y kilos de pastillas y medicamentos para poder ir tirando.
Mi pregunta para tí es: ¿crees que esto es lógico?
¿Es lógico pensar que una especie entera nazca sana pero viva una larga vida en su mayor parte enferma y achacosa y dependiente de medicamentos?
No te confundas, no pregunto si está bien o no tomar medicamentos, lo que pregunto está muy relacionado con lo que vimos en la primera creencia, ¿es normal, por ejemplo que vivamos estreñidos y que NECESITEMOS y dependamos de laxantes para poder ir al baño cada día?
Recuerda: Un síntoma es una luz roja que te avisa de que algo está sucediendo dentro de tu cuerpo que no debería estar pasando y NO debería estar ahí en primer lugar. (Lee aquí la primera creencia)
Así que la respuesta a la pregunta que titula este apartado vuelve a ser NO.
No es lógico. No debería serlo, puesto que la mayoría de los humanos al nacer, al igual que los animales salvajes, nacemos perfectamente saludables.
Nacemos con ese derecho.
- La salud es un valioso don que nos pertenece por el simple hecho de nacer.
- La salud no debería considerarse un privilegio o una suerte. Debería ser lo normal. Es la enfermedad la que debería ser escasa y poco frecuente entre los humanos.
“La salud NO debería considerarse un privilegio o una suerte."
Sin embargo mientras que el animal salvaje nace sano y permanece sano el resto de su vida, el humano va enfermando.
Comprendiendo las causas.
Lo normal sería que, si nacemos saludables, con ese derecho como especie, nos mantuviéramos saludables hasta el lecho de muerte, al igual que el resto de animales.
¿Por qué nos sucede esto? ¿Por qué enfermamos tanto?
¿Es que el ser humano es débil por naturaleza? ¿Quizás somos una especie animal excepcionalmente mal diseñada?
La respuesta vuelve a ser rotunda: por supuesto que NO.
Observa que he comparado al ser humano con los animales salvajes y no con los animales en general.
Si te fijas, los animales domésticos como los perros y los gatos sí que enferman conforme envejecen. Además es curioso que las enfermedades que desarrollan son las mismas que las que padecemos los humanos: obesidad, osteoporosis, diabetes, cáncer, etc., [5], [6].
Hay un paralelismo llamativo, ¿lo ves?
La evidencia científica sugiere que en ambos casos, humanos y animales domésticos, hay una discordancia evolutiva [7], es decir, que desarrollamos enfermedades porque no vivimos como nos corresponde vivir, como los animales que somos:
●No nos movemos como deberíamos, es decir como primates. Ni nos movemos lo suficiente ya que vivimos sentados en oficinas y sometidos a un sedentarismo casi obligado por la sociedad.
●Nos alimentamos inadecuadamente. ¡Tanto que hemos olvidado lo que son los alimentos reales, los que nos da la Tierra y con los que hemos co-evolucionado durante millones de años! Aunque parezca una locura, actualmente lo verdaderamente difícil es encontrar alimentos reales sin ningún tipo de manipulación ni tratamiento químico [8].
●Tenemos un ritmo de vida que no va con nuestra fisiología, sometiendo nuestro cuerpo a niveles continuados de estrés y ansiedad [9].
●Exponemos a nuestro cuerpo a diario a un nivel de toxinas gigantesco. Esta exposición es completamente antinatural y tóxica para nuestros organismos. A través de cremas, desodorantes, alimentos basados en pura química, contaminantes ambientales, etc., forzamos a nuestros cuerpos a asimilar compuestos químicos que se van acumulando en nuestros organismos y nos envenenan lentamente [10], [11].
Los animales domésticos precisamente son un ejemplo enormemente ilustrativo de lo que nos está sucediendo a nosotros los humanos.
Hace mucho tiempo que los perros y gatos no llevan una vida en consonancia con su biología. Los perros y gatos están adaptados a correr libres y a estar en la naturaleza, a cazar y a comer lo que cazan (principalmente carne) [12].
Sin embargo, en la actualidad normalmente viven encerrados en pisos diminutos, comiendo sin cesar pienso procesado y lleno de cereales y ceniza (los perros y gatos NO comen cereales en su ambiente natural), acostados todo el día cómodamente sin hacer nada de ejercicio.
Y enfermos. Llenos de achaques.
Efectivamente, ellos tampoco han evolucionado para vivir sin moverse y comer comida artificial y por eso, con los años, enferman, al igual que los humanos.
¿Y aún piensas que lo que está mal diseñado es nuestro cuerpo?
¿Que enfermamos porque somos una especie débil y que la enfermedad no es más que el proceso natural de envejecer?
Sinceramente, yo no lo creo.
Aunque pensemos que hemos superado las barreras evolutivas y naturales, no somos más que animales, y esta enorme desincronización entre nuestra biología y la vida que llevamos tiene un efecto a largo plazo: la enfermedad crónica y de origen desconocido [7], [13].
Y cuanto más nos alejemos de nuestras raíces evolutivas, más enfermaremos.
Nuestro cuerpo no es débil ni está mal diseñado.
De hecho es fuerte, sabio y tiene una maravillosa capacidad de regenerarse y reparar tejidos dañados. ¡Si no, no habríamos llegado donde estamos como especie y nos habríamos extinguido hace miles de años!
¡Pero querido lector, todo tiene un límite! No se puede forzar una máquina eternamente, por muy bien hecha que esté.
Someter a tu cuerpo a años y años de erosión y de mal hacer solo puede conducirte a un daño crónico y basal.
Por eso la hipótesis de la discordancia evolutiva sugiere que actualmente existe una epidemia de enfermedades autoinmunes, crónicas y de origen desconocido [14], [15].
Por eso enfermamos con la edad: nuestro valioso cuerpo tiene una capacidad de regeneración enorme pero no ilimitada.
Cambiar esta creencia ha sido la clave para conseguir mi propia vida plena.
Fue lo que me permitió abordar mi propia salud desde dentro, desde el mimo, cuidado y alimento que le doy a mis órganos, mis tejidos y cada una de mis células.
Y desde fuera, abordando mi ex-estresante vida de una vez y reduciendo al mínimo mi exposición a toxinas o químicos.
Porque aunque el cuerpo humano no se puede regenerar de forma infinita, sí que responde maravillosamente bien cuando empezamos a darle lo que le corresponde a nivel biologico:
●Aquellos alimentos para los que estamos cableados y con los que hemos evolucionado y crecido como especie.
● Practicando deporte. Y no cualquier deporte, si no aquel basado en movimientos funcionales, que tienen en cuenta nuestra anatomía y capacidades innatas (como hacer dominadas o sentadillas profundas).
Observa cómo nacemos con mucha fuerza física y la perdemos por completo conforme crecemos sentados durante horas en clase, oficinas, frente la tele, etc., atrofiando nuestros músculos.
Video: Bebé haciendo dominadas de forma espontánea.
Vídeo: Bebé haciendo sentadilla profunda.
● Cambiando unos hábitos de vida que nos están enfermando. Abordando el estrés crónico que nos corroe la vida y afecta a nuestras hormonas y sistema inmune. Evitando en la medida de lo posible la exposición a químicos y toxinas.
Si haces alguno de estos 3 cambios en tu vida, y los estableces como nuevos hábitos (no como un parche temporal), tu cuerpo es tan agradecido y está tan bien “fabricado” que comenzará a sanar y a repararse.
Te sentirás mejor y volverás a recuperar tu energía. Como me pasó a mí misma.
Conclusiones
Por favor, NO CREAS QUE ES “NORMAL” VIVIR ENFERMO, NO dejes que nada te arrebate TU derecho y no te rindas ni desesperes.
¿Que debes hacer ahora?
Como siempre te digo. Implementa.
1. Observa tu situación particular y no te cierres en banda a esta caída de venda de tus ojos.
Sé que puede ser muy difícil y que cerrarse en banda y buscar mil objeciones a mi mensaje puede ser la primera reacción, pero yo soy muy pesada y te animo a que analices si tú también piensas que enfermar es lo lógico y normal.
2. Si tras leer este post sientes que hay una alternativa mejor, la alternativa de estar saludable, y que PUEDES exigirla para ti mismo/a, HAZLO.
Comienza HOY MISMO a hacer una de las 3 acciones que te enumero arriba, ¡puedes elegir!
Cambia tu alimentación, comienza a moverte como un humano y/o aborda tu estrés y tu ambiente. O mejor aún, ¡haz las 3 si puedes! No pierdes nada por intentarlo.
Comparte si te gustó este post y cuéntame en los comentarios si tú también creías, como yo en su momento, que la enfermedad es algo normal que sucede cuando envejecemos o simplemente conforme vivimos.
¡Te responderé cuanto antes!
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REFERENCIAS:
[1] S. B. Eaton and M. Konner, “Paleolithic Nutrition,” N. Engl. J. Med., vol. 312, no. 5, pp. 283–289, Jan. 1985.
[2] S. Jew, S. S. AbuMweis, and P. J. H. Jones, “Evolution of the Human Diet: Linking Our Ancestral Diet to Modern Functional Foods as a Means of Chronic Disease Prevention,” J. Med. Food, vol. 12, no. 5, pp. 925–934, Oct. 2009.
[3] B. N. Hopping, E. Mead, E. Erber, C. Sheehy, C. Roache, and S. Sharma, “Dietary adequacy of Inuit in the Canadian Arctic,” J. Hum. Nutr. Diet., vol. 23, pp. 27–34, Oct. 2010.
[4] K. O’DEA, “Diabetes in Australian Aborigines: impact of the western diet and life style,” J. Intern. Med., vol. 232, no. 2, pp. 103–117, Aug. 1992.
[5] A. K. Farcas and K. E. Michel, “Confronting the Problem of Obesity in Dogs and Cats,” Vet. Clin. North Am. Small Anim. Pract., vol. 46, no. 5, pp. xi–xii, Sep. 2016.
[6] M. Chandler et al., “Obesity and Associated Comorbidities in People and Companion Animals: A One Health Perspective,” J. Comp. Pathol., Apr. 2017.
[7] S. Elton, “Environments, Adaptation, and Evolutionary Medicine Should We Be Eating a Stone Age Diet?,” 2008, pp. 9–33.
[8] M. Gallagher, “USDA Defines Food Deserts | American Nutrition Association,” Volume 38, No. 2. [Online]. Available: http://americannutritionassociation.org/newsletter/usda-defines-food-deserts. [Accessed: 17-May-2017].
[9] M. M. Bosma-den Boer, M.-L. van Wetten, and L. Pruimboom, “Chronic inflammatory diseases are stimulated by current lifestyle: how diet, stress levels and medication prevent our body from recovering,” Nutr. Metab. (Lond)., vol. 9, no. 1, p. 32, 2012.
[10] L. C. Pereira et al., “A perspective on the potential risks of emerging contaminants to human and environmental health,” Environ. Sci. Pollut. Res., vol. 22, no. 18, pp. 13800–13823, Sep. 2015.
[11] P. A. Thompson et al., “Environmental immune disruptors, inflammation and cancer risk.,” Carcinogenesis, vol. 36 Suppl 1, no. Suppl 1, pp. S232-53, Jun. 2015.
[12] P. R. Buff, R. A. Carter, J. E. Bauer, and J. H. Kersey, “Natural pet food: A review of natural diets and their impact on canine and feline physiology,” J. Anim. Sci., vol. 92, no. 9, pp. 3781–3791, Sep. 2014.
[13] S. B. Eaton, M. Konner, and M. Shostak, “Stone agers in the fast lane: chronic degenerative diseases in evolutionary perspective.,” Am. J. Med., vol. 84, no. 4, pp. 739–49, Apr. 1988.
[14] R. V. Milani and C. J. Lavie, “Health Care 2020: Reengineering Health Care Delivery to Combat Chronic Disease,” Am. J. Med., vol. 128, no. 4, pp. 337–343, Apr. 2015.
[15] U. E. Bauer, P. A. Briss, R. A. Goodman, and B. A. Bowman, “Prevention of chronic disease in the 21st century: elimination of the leading preventable causes of premature death and disability in the USA,” Lancet, vol. 384, no. 9937, pp. 45–52, Jul. 2014.
Dietista especializada en candidiasis vaginal crónica, Licenciada en Bioquímica, Máster Biomedicina Regenerativa, Coach en Salud y apasionada de la Nutrición evolutiva. Ayudo a mujeres con candidiasis vaginal crónica a vencer esta horrible infección.
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